Historiasfuturas. Una novela digital de ciencia ficción.

Historias humanas en mundos del futuro.

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miércoles, enero 11, 2006

2.

Sórac continuó su camino hasta los niveles más altos, entró en uno de los bares y se sentó junto a un ventanal para disfrutar de la vista mientras desayunaba un chocolate. Al poco tiempo una bola de metal con patas salto sobre la mesa sobresaltándole.
-¡Zoe! dijo al ver la imagen holográfica que el diseñó para ella en una pantallita del pequeño robot.
-¿No has encontrado una piel mejor?
-Solo quería hacerte compañía. Espera un momento.
La bola plegó sus cuatro patas, le desapareció el holograma y quedó en silencio. Sórac la apartó unos centímetros y terminó de desayunar. En ese momento una mujer rubia de ojos color caramelo y guapa como sólo lo podían ser las mujeres artificiales se sentó a su lado.
-¿Así está mejor?
-Mucho mejor. Antes me has asustado.
-Perdón. ¿Que has desayunado?
-Chocolate.
-¿Estaba bueno?
-¿Bueno? Lo preguntas como si eso tuviera algún sentido para ti.
Zoe puso cara entre enfadada y triste.
-Lo sé. Soy incapaz de disfrutar de un buen sabor. Lo que ocurre es que nos hacéis actuar como humanos y luego nos recrimináis que no lo seamos.
Sórac al darse cuenta de lo injusto que había sido se disculpó.
-Estaba buenísimo. Seguro que dentro de miles de años la gente lo seguirá tomando.
El pequeño robot de cuatro patas se activó, esta vez con un holograma distinto en la pantalla, dio un par de brincos, saltó de la mesa y sin decir nada se alejó.
-No me extraña que te asustaras.
-No fue para tanto. Dijo Sórac en voz baja.
Y hablando de cosas triviales pasaron un buen rato. De vez en cuando Sórac señalaba una estrella y Zoe le decía su nombre, su tipo, a que distancia estaba y alguna cosa interesante sobre ella como cuantos planetas tenía o si valía la pena explorarla.
Mientras tanto el bar se fue llenando de gente y de ruido, algo que a Sórac no desagradaba.